Un estudio publicado en 2013 por Frey y Osborne de la Universidad de Oxford, daba cuenta de un escenario laboral donde el 47 % de profesiones que conocemos en la actualidad podría desaparecer y el 90 %
de las que se mantengan deberá cambiar de forma drástica su ejercicio.
El tsunami digital que estamos viviendo en la actualidad, supone un reto para las instituciones que integran el
escenario educativo de todos los países, ya que requieren sumar el mayor número de recursos que les permitan
ser más eficientes, a la hora de educar, gestionar y estimar acciones orientadas a la misión que tienen los
actores que hacen parte de este sector: formar a individuos para que sean capaces de afrontar, con el mayor número de habilidades y competencias, los diferentes roles que deberán asumir a nivel
social (ciudadanos o profesionales) y que traerá consigo la mejora de las condiciones de los entornos que habitan.
Mucho se ha hablado de los potenciales beneficios que puede traer consigo el uso ingente de datos del escenario
digital actual, al momento de gestar conocimientos que ayuden a optimizar la toma de decisiones. Para lograr sacar provecho de los datos, se requiere la implementación de sistemas de gestión
(conocidos como sistemas ERP), relacionados con lo que se conoce actualmente como Business Intelligence (BI). Algo que no resulta fácil o exento de fracaso o contratiempos.
En los últimos años, diferentes estudios e informes han dado cuenta de la elevada tasa de fracaso que suele estar
vinculada a la puesta en marcha de proyectos orientados a la promoción del BI a nivel empresarial. El informe elaborado por la empresa Gartner, ha estimado que más del 70 % de los proyectos de BI suele fracasar por diferentes motivos. Algo que suele mirarse a nivel
empresarial y que obviamente, pudiese ser extendido a la hora de afrontar el reto de implementar sistemas de gestión BI al interior de las instituciones de educación superior.
Una de las soluciones que pueden servir para reducir las posibilidades de fracaso de soluciones BI, orientadas a
fortalecer la calidad educativa llevada a cabo por las instituciones de educación superior, es la promoción de Centros de Competencias que ayuden a dotar de metodología, administración y control
a fin de poder contribuir a la formación de los futuros profesionales que deberán asumir labores aún en plena gestación. Ello, desde la conformación de equipos de expertos con perfiles mixtos,
integrados en este tipo de Centros, que puedan acompañar a las universidades en la definición de tareas, roles, responsabilidades y procesos requeridos para el uso efectivo del BI y de los
diferentes sistemas de gestión de datos que han comenzado a poner en marcha, de forma muy desigual y dependiendo de los recursos económicos e institucionales que cuentan para tal
propósito.
La promoción de Centros de Competencia, tanto a nivel interno como sectorial, a nivel educativo, pudiese ser de
gran utilidad para responder de mejor forma a los retos de formar ciudadanos y profesionales capaces de sacar provecho de la creciente digitalización que vive nuestro
entorno. Ello, desde el fortalecimiento de la estructura institucional. Algo que se lograría desde la
consolidación de acciones enmarcadas al diseño de estrategias más asertivas, que ayuden al desarrollo de una cultura analítica, desde un mayor aprovechamiento de los datos dispuestos a nivel
institucional, y la mejora de los procesos administrativos, académicos y docentes a cargo de los diferentes actores que hacen parte de este tipo de entidades (e.g. responsables administrativos,
investigadores y docentes). Lo aquí mencionado, contribuiría a la mejora del ecosistema institucional, científico y académico dispuesto a nivel del sector educativo que cuenta cada país, y que
resulta prioritario para garantizar su desarrollo social y económico.
Artículo publicado en Colombia Digital.
Escribir comentario