Blog - Cambiar de mentalidad para innovar

El pasado marzo, el director del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología (EIT Digital), el holandés Willem Jonker, destacó que Europa carecía de ¨mentalidad global¨, al momento de innovar en el sector tecnológico. Como bien apuntaba entonces, cuando hablamos de cambio digital, debemos concebirlo siempre desde los niveles de transformación social que toda acción innovadora pueda conllevar. Algo que necesita de un esfuerzo extra, a la hora de ayudar al mayor número de actores sociales a sumarse en dicho proceso, logrando que estos hagan un mejor aprovechamiento de las capacidades que hoy pueden brindar las tecnologías para el entorno en el que habitamos.

Como resulta obvio, la transformación digital que tanto se habla últimamente, conlleva consecuencias positivas y negativas, en todas las áreas de nuestras sociedades. Si bien hay expertos que hablan de pérdida de empleos, a consecuencia de los avances tecnológicos; otros prefieren concebir el escenario futuro a corto plazo como un contexto de variación del marco laboral que poseemos actualmente, destacando el horizonte que muchos de nuestros hijos deberán afrontar: el 65% de los niños, en la actualidad, trabajarán en empleos aún no existentes.

El escenario que tenemos ante nosotros, exige que no solo hablemos de beneficios que pueden traer consigo el teletrabajo y otro proceso afín; también requiere avanzar en las múltiples reticencias que siguen existiendo en múltiples escenarios de nuestras sociedades. 

Uno de los sectores que necesita avanzar en torno a la transformación digital es el académico (universidad). Ello, con el fin de favorecer una nueva generación de profesionales pero, sobre todo, un marco donde se garantice un entorno institucional orientado a la innovación, capaz de aportar significativamente en el cambio social implícito desde la digitalización. Para ello, no basta con atiborrar con recursos tecnológicos a la academia o revisar y ajustar los currículums de las diferentes carreras que se imparten en ellas. Necesitamos garantizar la transformación del capital humano que hace vida, desde lo académico y lo administrativo, dentro de este tipo de instituciones.

La academia como otro ámbito de nuestra sociedad, exige avanzar en la tarea de estimar el tipo de docente, investigador y administrativo que requiere para poder afrontar el reto digital de la forma más exitosamente posible.

En otras palabras, las universidades necesitan de una nueva generación de personal capaz de pensar globalmente los problemas sociales que intentan resolver únicamente a nivel local, asumiendo un papel más activo en la transformación digital que acontece actualmente.

Esto se logrará, a mi modo de ver, cuando trascendamos los indicadores actuales de medición de ¨alta calidad¨ que están siendo tenidos en cuenta para medir a las universidades y se tome también en consideración el tipo de competencias que los docentes e investigadores requieren para cambiar su mentalidad y su quehacer diario. Algo que les ayudaría a ¨salir de sus zonas de confort¨, colaborando interdisciplinariamente con otros actores e instituciones para la resolución de los diferentes problemas sociales que deberían ser resueltos desde este sector, y que a la fecha se está haciendo un trabajo al respecto, aunque con un impacto que no suele trascender el entorno donde habitan. Ello, a pesar de encontrarnos en una sociedad globalizada.

 

Artículo publicado en Colombia Digital.


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