Blog - El campo de los sueños de la Cuarta Revolución Industrial en Colombia

El pasado mes de abril Colombia se convirtió en el primer país hispanohablante y de América Latina con un Centro para la Cuarta Revolución Industrial, bajo el auspicio del Foro Económico Mundial. Un hito para el país y la región, sin lugar a duda.

 

A pesar de toda la carga de significado que tiene esta noticia para Colombia, al convertirse en un referente obligado en materia de la revolución industrial actual, la noticia me hizo recordar a la película protagonizada por Kevin Costner, Campo de Sueños. Un film que reconozco que me gustó mucho, donde el actor principal (Costner) escuchaba una voz que le indicaba que debía hacer un campo de béisbol en medio de su granja. Algo que no desistió hasta lograr que su sueño se hiciese realidad, bajo la atenta, incrédula y escrutadora mirada de propios y extraños.

 

Pues bien, a mi modo de ver lo que está aconteciendo en el país, Colombia es Costner y ante sí tiene un sueño que exige avanzar hasta hacerlo realidad. El solo hecho de haber creado el Centro no es el hito real que debemos mirar, sino el lograr que el país se mueva, de forma homogénea y definitiva hacia un país referente en la Cuarta Revolución Industrial y todo lo que ello conlleva. En otras palabras, el Centro abierto me acuerda cuando Costner eliminó la mitad de su planteación de maíz para montar el campo de beisbol y aún no tiene público ni ha avanzado lo suficiente como para decir que todo esto es una realidad, sino la primera piedra de algo potencialmente grande.

 

Expertos del campo de la transformación digital del campo de la ingeniería y empresariales reconocían la falta de consciencia de la magnitud de la revolución misma y apuntaban a unos retos básicos que el país debe cumplir, a saber: la creación de un marco regulatorio, la capacitación de docentes y alumnos, la mejora de la infraestructura, y la apropiación tecnológica de la sociedad. Retos que no son menores sino mayúsculos y que deben ser complementados con otros igualmente importantes, como es el componente humanístico que debe ser hacer parte activa de todo este proceso y la relación y aproximación que debe hacerse de la tecnología, desde este punto de vista.

 

Más allá del interés obligado que hay actualmente alrededor de la inteligencia artificial, blockchain, el internet de las cosas, la robótica y las ciudades inteligentes, me gustaría saber en qué posición y cuál será el rol que tendrán las humanidades y ciencias sociales dentro de este proceso.

 

El debate actual no creo que sea reconocer la importancia de avanzar en torno a la industria 4.0 sino el cómo hacerlo sin comprometer la formación de ciudadanos (no usuarios), cuál debe y será el rol de la filosofía, humanidades y ciencias sociales para lograr una inclusión social óptima, no solo para los mercados sino para la sociedad colombiana. Pero sobre todo, cuál será el modelo colombiano que permitirá sostener y avanzar toda esta historia para que Colombia (Kevin Costner) logre ver su sueño en realidad.

 

Las experiencias internacionales en materia de transformación digital son referentes muy interesantes de partidas pero mi principal preocupación de todo lo que se está hablando es que no reconozco aún si la apuesta que se está haciendo está mirando el presente como potencial futuro del país o están asumiendo la agenda proyectando el país a una frontera no consciente de transformación que nadie sabe pero que resulta clave para que esta apuesta no quede vetusta en el camino. Todo por culpa de una falta de visión país para los próximos 50 años, a través de un pacto de todos los agentes sociales; una recurrente falta de dimensionamiento de los recursos (humanos, económicos y técnicos) que se requieren para lograr transformar sectores claves y profundamente retrasados y claros ejemplos de las brechas sociales que marcan el destino del país. Mi temor es que Colombia suele errar al intentar poner como ejemplo Alemania y Corea del Sur como modelos. No porque no sean casos de referencia, sino porque ambos han avanzado no solo por inversión o compromiso de un presidente, sino previo a un pacto social que marcó la agenda por décadas, sin importar quien gobernase.

 

 

El personaje de Kevin Costner logró su sueño. La película concluyó viendo éste cómo la gente llegaba a su campo de sueño de béisbol pero le costó mucho. No digo que Colombia no lo logre pero lo hecho hasta ahora amerita cautela y sobre todo consciencia para que no nos pase como la ¨locomotora de desarrollo¨ del anterior gobierno, marcado por medias marchas y estancamiento porque se quiso construir la casa por el tejado. 


Escribir comentario

Comentarios: 0