No basta con reconocer las diferencias culturales que tenemos con el resto de personas, sino que debemos ser capaces de fomentar el intercambio y el diálogo que nos permita aprender del otro.
Cuando hablamos de educación abierta, aludimos a un modelo educativo basado en el acceso abierto y libre del conocimiento, desde la utilización de herramientas digitales que permiten el uso y reutilización de recursos educativos.
No cabe duda que las posibilidades que, tanto en el presente como en el futuro, brindarán las tecnologías abrirán un abanico de posibilidades que ameritan ser analizadas detenidamente, pero toda transformación del escenario educativo terminará dándose en la medida que logremos avanzar en una nueva generación de docentes y directivos en los centros escolares, encargados en la formación de los estudiantes.
El escenario que tenemos ante nosotros, exige que no solo hablemos de beneficios que pueden traer consigo el teletrabajo y otro proceso afín; también requiere avanzar en las múltiples reticencias que siguen existiendo en múltiples escenarios de nuestras sociedades.
Si Colombia quiere que la paz signifique un desarrollo social sustantivo en el país, debe avanzar en la visión que parece haber detrás de la Ciencia y Tecnología, por parte de muchos actores claves ajenos a este sector, al desestimar con acciones la importancia que este debería tener al momento de estimar hacia donde debe ir el país a corto, medio y largo plazo.